Sunday, June 21, 2009

Nietzsche y los paradigmas en la modernindad

En el siglo XIX, más precisamente en 1844, año en que el mundo vio nacer en una provincia teutona a un futuro amante de la música de Richard Wagner y defensor del nihilismo a ultranza, léase el fenomenal Nietzsche, que a través de sus cuantiosas obras logró convertirse en el enemigo público de la Iglesia Católica.

Muy bien retratado por Irwin Shalom en su obra “El día que Nietzsche lloró”, refleja la vida de ermitaño que este personaje llevó, excluido casi por completo de la sociedad, pero compenetrado en su mundo seudo autista, hilvanó una de sus mayores obras que fue un hito por aquél entonces, me refiero a “Así habló Zaratustra”. Resumiendo dicho enunciado, narra la historia de un loco que va pueblo por pueblo profesando que Dios ha muerto. Nietzsche justamente usa un pasaje de la Biblia , que trata del Calvario y la muerte de Jesús en la cruz, para dar a entender que la ideología de la gente murió. El veía al catolicismo como una ideología carente de sentido, para que las poblaciones no se sintieran desamparado creían en algo más allá para sentirse seguros. Allí habla del Súper Hombre, un mortal como cualquier otro, que se pone la humanidad al hombro, que se encuentra desorientada y miedosa por no tener una deidad de la cual aferrarse a la hora de incertidumbre, y convertirse en su líder.

Se deben estar preguntando por qué hablo de Nietzsche y qué tiene que ver con los paradigmas. Simplemente es para hacer una demostración que en la sociedad globalizada y moderna actual, la gente vive muy cómoda con sus creencias (paradigmas) y le da mucho ocio tener que acomodarse a nuevas tendencias o realidades, que demandan un cambio sobre todo de creencia.
Hace unas dos décadas el autor A. Joel Backer editó un libro que trata de paradigmas, donde habla como en las actuales empresas, la gente se rige por paradigmas simples, evita, por ejemplo los problemas más engorrosos y los guarda en el fondo del cajón.
Es un fiel retrato de la empresa promedio argentina, representado por Felipe en las historietas de Mafalda, que deja todo lo de hoy para mañana.

Un ejemplo a escala internacional de correr el riesgo y abrir la mente para acaparar un nuevo paradigma fue en Suiza, la capital por excelencia de los relojes cucú. Unos inventores les llevaron a los tradicionales relojeros un nuevo sistema de ejes y engranajes de cuarzo para reemplazar al sistema tradicional. En aquel momento los suizos contaban con el casi 70% del marketshare de relojes, pero como se opusieron a emplear el nuevo paradigma que atentaba contra sus tradiciones, se llevó la propuesta a Japón, que si tomó el paradigma con los brazos abiertos.

Hoy en día Suiza apenas tiene un puñado de centésimas del mercado relojero.

1 comment:

  1. Guevara, amigo. No es tan simple como vos lo planteas.Para la relojería suiza aceptar el nuevo invento significaba mucho más que "cambiar el paradigma". Las creencias y los valores de una sociedad no se cambian por simple decisión racionalista. Desde el punto de vista de la antropología del marketing te advierto que IBM dejó pasar la propuesta de Carson, el inventor de la fotocopiadora y años después el invento de la "computadora personal". Hay cientos de ejemplos que lo demuestran. Por otro lado, quiero decirte que Rolex (Suiza) sigue produciendo relojes "suizos" algunos cuyo valor es superior al 1000 relojes orientales. Centésimas del mercado internacional?...en unidades puede ser, pero en valores absolutos, revisá las estadísticas. De todas maneras, el ejemplo de Niezstche es bueno y abre las mentes.
    marcelo cosin

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